El valor de aprender de los primeros clientes

Cuando se inicia un proyecto propio, es habitual pasar por momentos de duda, aprendizaje e incluso frustración.
En Canana.studio también pasamos por ello. Y no nos arrepentimos.
Los comienzos sirven para experimentar, probar, equivocarse y entender mejor cómo queremos trabajar.
Uno de los errores más comunes en esos primeros años suele ser la forma de gestionar a los primeros clientes.

En nuestro caso, esto se tradujo en situaciones como:
➡️ Aceptar todas las aportaciones del cliente, aunque no siempre tuvieran sentido o fueran en contra del criterio profesional.
➡️ No establecer límites claros en el número de pruebas o versiones de un proyecto.
➡️ No comunicar adecuadamente los tiempos o costes extra cuando un proyecto se alargaba más de lo previsto.
➡️ Bajar precios para asegurar un encargo, sin valorar suficientemente el esfuerzo ni el conocimiento detrás.

Con el tiempo entendimos que esas experiencias eran necesarias. Nos ayudaron a definir nuestro criterio, aprender a decir que no, marcar límites y, sobre todo, a gestionar mejor la relación con los clientes.

Muchos profesionales se quejan de las condiciones de sus inicios, pero nosotros preferimos verlo como una etapa de aprendizaje esencial.
Gracias a aquellos primeros proyectos, hoy tenemos una forma de trabajar más sólida, más consciente y más respetuosa, tanto con los clientes como con nosotros mismos.

Cada error fue una lección.
Cada cliente, una oportunidad para crecer.

Por eso, solo podemos dar las gracias por aquellas primeras experiencias que nos han traído hasta aquí.

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